Adrián Haro Arroyo. Estudiante Doble Grado Comunicación Audiovisual y Periodismo.
Uno de los pecados capitales que caracteriza al ser humano es la lujuria. Este mal ha hecho que tanto los hombres como las mujeres realicen acciones perjudiciales hacia otros por el mero hecho de sentirse satisfechos sexualmente. En los tiempos de Grecia se realizaban orgías entre mujeres y hombres, dejando de lado los prejuicios, cuentan algunos autores de la época.
La poesía nos ha permitido representar emociones por medio del lenguaje intelectual y poético, haciendo uso de simbologías que transmitan el mensaje que queramos aportar a los destinatarios. El poeta desnuda su alma y cuenta sus secretos más ilícitos y morbosos de una manera bella y fresca.
La masturbación es considerada un tema tabú. Si te masturbas mucho eres un depravado sexual, y si no te masturbas eres un ser asexual. La forma en que el ser humano se relaciona con los demás permite especular lo que sienten, cómo piensan y el motivo de ese comportamiento ante las personas. Cuando ocurre el fenómeno masturbatorio ocurre un proceso muy complejo en el cerebro, éste segrega sustancias como la dopamina y la serotonina.
Cuando tiene lugar hechos que nos aportan una satisfacción parecida al orgasmo, se le
conoce como masturbación intelectual. Este tipo de fenómeno entusiasma genera una química que te hace sentir más poderoso mentalmente. Sucede lo mismo cuando llamas a individuos para tener conversaciones profundas, conversaciones intensas cognitivamente. Sigue el mismo proceso que la poesía que pregono; es una especie de masturbación intelectual que genera una química determinada, solo que menos emocional y más intelectual.
Pero existen riesgos para aquellos que quieran practicarla. Como debes saber esto es una masturbación, es decir, si pretendes que es la realidad, cuando termine te sentirás solo. Puede provocar que tu frustración sea mayor. Además entenderlo no significa que lo sepas hacer. El comprender lo que hizo un tipo brillante, no te hace brillante a ti. Creo y me entusiasma que tiene un efecto estimulante imprescindible para fomentar la iniciativa. Pero como todo generador de emociones, hay que ser consciente de cuál es la realidad.