Redacción: Sara Hernández. Estudiante del Doble Grado en Comunicación Audiovisual y Periodismo UFPC
El alumnado de Periodismo y Comunicación Audiovisual junto a Félix Sabroso (en el centro)
Los entresijos de la producción audiovisual son una eterna incógnita para los estudiantes de ficción, sobre todo en aquellos perfiles influenciados por la titánica Hollywood. El salón de actos de la UFPC ha acogido a Félix Sabroso, el talento tras Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí, o el guionista de Veneno, ese biopic seriado que traslada al Madrid de los años 80.
Sabroso, que pone los cubiertos sobre la mesa cada mes para cenar con el director de cine más representativo de la Movida Madrileña, Pedro Almodóvar, desnudó su carrera igual que aquel pezón utilizado durante la promoción de Madres Paralelas.
Según Félix Sabroso, Almodóvar meditó la reacción buscada en la audiencia, pero el cineasta y guionista canario aprovechó la pregunta del compañero para compartir una reflexión maravillosa y ciertamente derrotista que involucra al consumo masivo: «No consuman todo lo que les planten por delante. Extraño las reuniones con amigos donde se discute acerca de un solo producto. Ahora todo es inmediato, y nadie se molesta en analizar los contenidos». Clara y contundente, pero también inspiradora.
Las películas de Marvel no están mal si alguien necesita evadirse en dos horas de una secuencia de guion que no sale adelante; lo que cuesta ver en las carteleras de cine es la identidad personal, justo lo que se aprecia en El tiempo de los monstruos o La isla interior. Sabroso invita al alumno a buscar referencias de alto standing que combinen elementos ya vistos en decenas de filmes con otros nuevos y de cosecha propia.
Se sabe de sobra que ninguna productora va a conceder síes consecutivos tras el pitch. «A mí me han dicho que no muchísimas veces. Hay que buscar el punto medio entre permanecer fiel a tu obra y ser flexible con lo que los productores propongan», comentó el director con cara de resignación.
Algunos estudiantes alzaron las manos, y el segundo día de masterclass concluyó con «Láncense a la piscina. Si no tienen presupuesto ni contactos, contacten con una actriz amiga que ustedes consideren buena. Seguro que tienen algún colega que puede ser un director de fotografía estupendo. Yo aconsejo que acudan a un productor, pero si están en cueros, cojan una cámara y rueden».